Mientras todos se preguntan por qué, yo me pregunto ¿y por qué no?

lunes, 28 de octubre de 2013

Liberad al monstruo

Si yo no fuera yo no lo hubiese hecho. No te hubiera llenado de besos inventados y de promesas imposibles. No te hubiese subido a lo alto de mi vida para enseñarte mi horizonte. No hubiera roto tus barreras para quedarme anclado en ellas.
Pero yo no era yo. Yo era una copia burda y malcarada de lo que yo creía que era yo. Pero tú lloraste. Lloraste hasta agotar el mar y hasta mi alma, y la tuya se encogió hasta implotar en un universo de decepción, de dolor y de desengaño.
Y yo, o lo que yo creía que era yo, lloré –lloró-. Lloramos con lágrimas confundidas de dolor ajeno y de arrepentimiento.
¿Y yo, dónde estaba?

Quizá sería más cómodo desterrarme de mi vida. Renunciar a ese yo que en realidad nunca ha existido y aceptar otro yo que no soy yo ni me parezco. Quizá será mejor dejar salir al monstruo y matar al quijote que ataca con bravura cien molinos sin cansarse.

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